
¿Cómo yo me amo o me daño? Así yo amo o daño al prójimo. En muchas ocasiones ese amor dañino nos abraza como la larva al embrión que en este caso es su mismo cordón umbilical. Ese abrazo solitario es reconfortante aunque sea doloroso, en ocasiones es lo único que se conoce. Es mejor el dolor que el frío vacío, mejor que la nada, mejor que perderse en el abismo. En ese dolor hay calor, ese dolor es mucho más que la nada. Al menos se siente algo. También a través del dolor uno se da cuenta que está vivo.
¿Cómo transformar ese dolor en amor sano y positivo? ¿Qué hay detrás del abrazo más íntimo? Cuando me quedo en soledad y abrazo mis miedos. Esos que me hieren y debilitan. Cuando no los encaro y miro para otro lado, aumentan de tamaño. Hoy abrazo mis miedos y los acuno en mi interior para renacer fortalecida a un día nuevo, a una vida nueva, a un nuevo despertar amoroso.
Por fin al mirar a la cara a ese miedo se transformo en confianza.
¡¡AHORA YA NO ES MIEDO!! AHORA ES VALOR.
Y al sentir, me encuentro, aquí, ahora. Mi corazón marca mi ritmo, mi sentir, mi emoción. Tal y como siento actúo. Esta emoción que siento marca mi acción. AHORA RESPIRA, SIENTE, ACTUA.