

Todas estas palabras tienen algo en común, permiten que nos detengamos unos instantes en esta sociedad de consumo en la que vivimos, invadida por multitud de impactos que nos invitan e inducen por todos los medios a consumir constantemente e inconscientemente.

A día de hoy se conocen infinidad de técnicas para que el consumidor potencial apenas tenga tiempo de pensar si realmente necesita adquirir ese producto o servicio. Parece que son las empresas las que deciden cuales serán nuestras necesidades y no nosotros. Nos hemos acostumbrado a que nos den las cosas hechas, a no pensar demasiado. No tenemos tiempo para nada, o eso creemos.

Hemos confundido tener con ser, tal vez porque esto es lo que nos han vendido durante años en esta sociedad tan consumista; comprar, gastar, más tienes, más vales, más feliz eres. Tan solo si somos conscientes del lenguaje de estos medios, podemos darnos la oportunidad de retirarnos. Pensar por nosotros mismos y ejercitar la creatividad a la vez que las habilidades manuales. Podemos crear cualquier cosa, partiendo de un material supuestamente desechable.
Por muy poquitos euros, reutilizando materiales podemos crear cualquier objeto que sirva como regalo 3B (bueno, bonito y barato) y personalizado (pensando única y exclusivamente en la persona que quiero y sé que le va a gustar).
Damos una segunda oportunidad a materiales que ya han cumplido con su función original. Poniendo especial atención en cuidar el diseño, el buen gusto y por supuesto la funcionalidad.
1. Tomar CONCIENCIA y reconocer si somos víctimas de un consumo masivo.